🇺🇸 WAGNER REJUVENATES IN MANAUS

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The vocal cast is mostly composed of Brazilians and Mexicans, reinforced by American tenor Michael Hendrick as Parsifal and Russian soprano Olga Sergeeva as Kundry.

El País (Madrid)

May 26, 2013
by Juan Ángel Vela del Campo

WAGNER REJUVENATES IN MANAUS

The Amazonas Opera Festival Celebrates the 200th Birthday of composer Richard Wagner with a Latin American Approach to Parsifal full of Humor and Magical Realism

Richard Wagner was born in Leipzig on May 22, 1813. These days, half the world is celebrating his 200th birthday. Opera houses seek to gather today’s best interpreters of this repertoire, from, say, Thielemann to Kaufmann, and recreate the most famous, or the rarest, operatic works of the composer. The echoes of tribute have now come to Manaus, Brazil, with a Latin American proposal commanded by two great Wagnerian specialists: Brazilian conductor and music director of the Amazonas Opera Festival, Luiz Fernando Malheiro, and Mexican stage director Sergio Vela.

The artistic result of this combination has surpassed the highest of expectations. It really should not have been surprising. The Amazonas Opera Festival had already mounted, in 2005, under Malheiro’s direction, a Der Ring des Nibelungen of great merit, and served as host of a world class international Wagnerian conference at which several German musicologists pronounced Manaus “the second Bayreuth”. In 2007, Manaus experienced a Der Fliegende Holländer produced by influential German opera director Christoph Schlingensief, with references in the performance to the Amazon forest. And last season’s Lulu by Alban Berg won the award for best opera production in Brazil, led by Malheiro and stage director Gustavo Tambascio, confirming the Amazonas Opera Festival in Manaus as one of the most exciting operatic events in the Latin American universe.

These merits amply justify Malheiro’s position as Brazil’s greatest Wagnerian conductor and one only need look at the schedules of Rio de Janeiro and São Paulo for confirmation. It should also be pointed out that the public in Manaus is much younger than those attending opera theaters in Europe. While attire is casual and ties are scarce, the tickets themselves suggest, “without t-shirts, shorts or flip-flops.” The prices for all programs are in the U.S. equivalent range of 5.00 – 40.00 dollars, and young people respond not only with their attendance, but with an extraordinary level of concentration. The explosion of shouts and cheers at the end resembles those of rock concerts.

As for Sergio Vela, his own Der Ring des Nibelungen made history in Mexico, published afterward into a book of great interest. Seemingly, birds of a feather really do flock together. Mr. Vela’s and his collaborators’ scenic approach to Parsifal plays with the concepts of time and space to enhance the musical understanding of the work. Ruby Tagle’s choreography is commendable. The treatment of makeup and movement is in the aesthetic of Japan’s Noh musical drama, which aids viewers in adapting to Wagner’s long lengths, especially the first act.

Psychoanalysis is the main theme in the interaction between Parsifal and Kundry in the second act, with the kiss between them as a trigger of inner conflicts. Compassion is always in the foreground in this symbolic and theatrical setting. The lack of extra interpretations results in closeness in a presentation that seduces and captivates, from its early suggestion of dualities in the testimonial image of two tree trunks to its absence of conceit.

The expression “sublime miracle” in the libretto must also be used to describe Malheiro’s highly inspired level of musical performance with an orchestra of young people who follow his instructions with undisguised passion on the edge of outburst, a passion which extends to the chorus.

The chorus is located on the top floor of the theater, causing a very attractive surround and converting the theater space into an emulation of the Grail temple. The vocal cast is mostly composed of Brazilians and Mexicans, reinforced by American tenor Michael Hendrick as Parsifal and Russian soprano Olga Sergeeva as Kundry. Mexican baritone Noe Colín as Amfortas and Brazilian bass Pepes do Valle as Titurel are at a level of excellence in a uniform and stylistically impeccable cast. The success was indescribable. The level of quality touches the tenets of magical realism which is so inseparable from South America and is so admired in Spain.

El Festival Amazonas celebra el 200º aniversario del compositor con
una lectura iberoamericana de ‘Parsifal’ llena de humor y realismo mágico

Richard Wagner nació en Leipzig el 22 de mayo de 1813. Durante estos días se celebra en medio mundo su 200º cumpleaños. Los teatros de ópera procuran reunir a los mejores intérpretes de la actualidad en este repertorio, desde Thielemann a Kaufman, pongamos por caso, y se recrean las páginas musicales más famosas, o las más raras, del compositor. Los ecos del homenaje han llegado a Manaos, en Brasil, con una propuesta iberoamericana comandada por dos grandes especialistas wagnerianos: el director musical brasileño Luiz Fernando Malheiro y el director de escena mexicano Sergio Vela.

El resultado artístico de esta combinación ha sobrepasado las mayores expectativas. En realidad era algo que no tenía por qué sorprender de la manera que lo ha hecho. En Manaos ya se había representado en 2005, con la dirección de Malheiro, un Anillo del nibelungo de mucho mérito, acompañado de un congreso internacional sobre Wagner de campanillas que hizo reivindicar a varios musicólogos alemanes la plaza de Manaos como “segundo Bayreuth”. También en Manaos ha dirigido escénicamente un Holandés errante el mismísimo Schlingensief, con referencias a la selva amazónica incluidas.

Malheiro se ha convertido por méritos más que sobrados en el gran maestro brasileño de la dirección wagneriana y solo hay que ver las programaciones de Río de Janeiro o São Paulo para comprobarlo. En cuanto a Sergio Vela, su versión del Anillo del nibelungo hizo historia en México, y de ello hay publicado un libro del máximo interés. Dios los cría, pues, y ellos se juntan. En esta enumeración de circunstancias previas, es oportuno señalar que el público de Manaos es muchísimo más joven que el que asiste a los teatros europeos de ópera. Aún figura en las localidades la sugerencia de que se asista con la debida compostura en el vestuario a los espectáculos líricos, sin “camisetas, bermudas o chanclas”. El atuendo mayoritariamente es informal y las corbatas escasas. Los precios se sitúan en un abanico de 2 a 28 euros, y los jóvenes responden con su asistencia y con un nivel de concentración extraordinario a las óperas programadas. La explosión de gritos y ovaciones al final se produce en el más puro estilo de los conciertos de rock.

El planteamiento escénico de Sergio Vela y sus colaboradores enParsifal juega con los conceptos de espacio y tiempo en función de la mejor comprensión musical de la obra. Hay un tratamiento de maquillajes y movimiento en una estética que remite al teatro No, lo que favorece la adaptación del espectador a las longitudes wagnerianas, especialmente en el primer acto.

El trabajo de la coreógrafa Ruby Tagle es encomiable. Y los coros se sitúan en la última planta del teatro, provocando un sonido envolvente muy atractivo y convirtiendo el espacio teatral en una emulación del templo del Grial. El psicoanálisis tiene una carga determinante en las relaciones entre Parsifal y Kundry en el segundo acto, con el beso entre ambos como elemento desencadenador de conflictos interiores. La compasión siempre está en primer plano en este montaje simbolista y teatral. No existen interpretaciones añadidas, sino cercanía. La propuesta seduce y arrebata por su cultura teatral, por sus juegos de dualidades a partir de una testimonial imagen de dos troncos de árbol y por la ausencia de pedantería.

Se cita en el texto de la obra la expresión “excelso milagro” y a ello hay que referirse en el nivel de interpretación musical, con un Malheiro inspirado al límite y una orquesta con muchos jóvenes que sigue sus indicaciones con pasión no disimulada en el límite del arrebato, pasión que se extiende a los coros. El reparto vocal tiene mayoría de brasileños y mexicanos, con el refuerzo del estadounidense Michael Hendrick como Parsifal y la rusa Olga Sergeyeva como Kundry. A nivel de excelencia se sitúan el mexicano Noé Colín como Amfortas y el brasileño Pepes do Valle como Titurel, en un reparto homogéneo y estilísticamente impecable.

El éxito fue inenarrable. El Festival Amazonas de Manaos, que ya en la edición anterior obtuvo la distinción al mejor espectáculo de ópera en Brasil con Lulú, de Alban Berg, dirigida por Malheiro y Tambascio, se reafirma como una de las manifestaciones más estimulantes en estos momentos del universo lírico en Iberoamérica. El nivel de calidad roza los postulados de ese realismo mágico tan consustancial al continente y tan admirado en España.

http://cultura.elpais.com/cultura/2013/05/26/actualidad/1369595676_369826.html

Juan Ángel Vela del Campo

El País (Madrid)

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